
«He pensado en el motivo y la vena de mi vocación de novelista y sé que mis libros se deben a un profundo amor a la vida.»
Lo dijo Carmen Laforet y yo tomo sus palabras y las hago un poco mías, porque cuando leemos, lo escrito por otros, lo creado por otros, pasa a pertenecernos de algún modo. Y eso es bello.
Yo, en la vida, he creado pocas cosas (un par de seres humanos y un par de libros) y pienso que hay siempre algo de magia en la creación, igual que hay siempre magia en el amor.
En Barcelona hay una plaza dedicada a ella, a Carmen Laforet (yo le dedicaría un país entero) y en esa plaza se encuentra uno de los más fascinantes lugares que se han inventado, una biblioteca.
Estaré allí mañana, hablando de magia, de creación y de gatos