
En el desierto de África hay un árbol, llamado Tumbo que únicamente tiene dos hojas, las necesarias para hacer la fotosíntesis; el pino, en cambio, ha evolucionado para crecer en forma de triángulo y con millones de agujas para mejorar así su capacidad de aprovechar la luz solar.
***
Un simple acto de bondad echa raíces en todas direcciones, y de las raíces brotan nuevos árboles, lo escribió Amelia Earhart.
***
A mí, como al Tumbo, me bastan un par de hojas para hacer la fotosíntesis. La hago en invierno, en la playa cuando está vacía, que es donde realmente echo raíces; en verano, en cambio, me refugio bajo la sombra de esas dos únicas hojas que cultivé durante los días de frío, escondida, lejos del mar, a la espera de que éste se vacíe de nuevo.